Lo que hace a la IA diferente
La inteligencia artificial creo que es algo más profundo que lo que hemos vivido hasta hora.
Después de haber repasado los miedos que aparecen en todas las olas tecnológicas, me gustaría repasar contigo qué tiene de realmente nueva esta ola tecnológica de la IA.
Recordemos que, cada vez que aparece una nueva tecnología, tendemos a verla con los ojos de la anterior. A comparar y tranquilizarnos pensando: “esto ya ha pasado antes”. Incluso nos acordamos de las olas que nunca fueron.
¿Os acordáis del metaverso? ¿Second Live? ¿Blockchain?
Creo que recordar las olas que no fueron, es un recurso tradicional de los escépticos.
Pero creo que esta vez no es lo mismo.
La inteligencia artificial creo que es algo más profundo que lo que hemos vivido hasta hora. Pero para poderlo apoyar más allá de 'el modo flipado' que nos coge a los entusiastas tecnológicos, debíamos buscar las ideas que hacen a esta ola algo diferente.
He encontrado estas ideas que son las que por ahora estoy utilizando. Espero que os ayuden a comprender el fenómeno.
1- La IA no es una herramienta es una capacidad
Hasta ahora, casi todas las olas tecnológicas se han basado en herramientas. Cada nueva tecnología venía con un conjunto de funciones. Un martillo es una herramienta, tiene una funciones determinadas. Por ejemplo el móvil servía para comunicar, orientarse, consumir contenidos o realizar transacciones. Eran instrumentos concretos que nos hacían más rápidos, más eficientes, más conectados. Pero eran eso: herramientas.
La inteligencia artificial no funciona así.
No es una herramienta, es una capacidad. Tiene tantos ángulos y aplicaciones que aun nos cuesta todas las posibilidaes que nos ofrece. Puede servir para razonar mejor, comprender mejor, para decidir mejor, para darle una lógica y racionalidad a muchas cosas.
Todas las combinaciones que nos ofrece nos permite multiplicar posibilidades. La IA no es una herramienta ya que no cubre una función, sino es una caja de herramientas completa. Por eso cuesta tanto entender la profundidad de lo que está ocurriendo. Porque no estamos ante una tecnología que suma, sino ante una que transforma.
Es por ello que esta ola no es sectorial sino transversal.
2- No transforma sectores, atraviesa TAREAS
Durante años hemos entendido el impacto tecnológico en clave de sectores. En el origen de Internet, se decía que la banca estaba en riesgo, que los medios iban a desaparecer, que el retail minorista estaba muerto con el e-commerce. Esta mirada tenía sentido cuando las tecnologías afectaban modelos completos de negocio. Pero con la inteligencia artificial, el foco cambia.
La IA no transforma sectores, atraviesa tareas. Redactar textos, revisar contratos, analizar datos, gestionar agendas, responder preguntas frecuentes… Da igual si trabajas en educación, derecho, logística o consultoría: muchas de estas tareas están presentes en todos lados. Y la IA puede hacer algunas de ellas más rápido, con menos errores y sin necesidad de descanso.
Si lo piensas con detenimiento, un trabajo no es más que un conjunto de tareas. Algunas de ellas son repetitivas, otras requieren juicio, otras interacción humana. La IA no viene a reemplazar trabajos enteros, pero sí a transformar cómo se hacen ciertas partes. Y ahí es donde está el cambio real. Porque no se trata de lo que haces como sector, sino de qué tareas componen tu día a día… y cuáles de ellas podrían cambiar.
Es por ello que esta ola no es sectorial sino transversal.
3- Rompe la interfaz
Hasta ahora, relacionarse con la tecnología significaba mirar una pantalla, mover un ratón, tocar un teclado. Toda nuestra interacción digital pasaba por interfaces físicas: dispositivos, menús, botones.
La inteligencia artificial cambia eso. Rompe la interfaz.
Porque ahora puedes hablarle. Puedes escribir en lenguaje natural. Puedes pedirle cosas complejas sin traducirlas a comandos técnicos. Y ella te responde, te interpreta, incluso te anticipa. La voz, el lenguaje y la capacidad de razonar hacen que la tecnología empiece a parecerse más a una conversación que a una herramienta.
Esto nos plantea preguntas nuevas: ¿Cómo será el espacio de trabajo cuando parte del trabajo consista en hablar con la IA? ¿Cómo afectará eso a nuestra capacidad de concentración, a nuestra forma de estructurar ideas, a nuestras dinámicas de colaboración?
¿Como afectará al aprendizaje, ya que las personas aprendemos más conversando que escuchando?
Lo que está claro es que, si cambia la forma de interactuar, cambia también la forma de pensar.
4- Con capacidad Autónoma
Una de las características más fascinantes de la inteligencia artificial —y también más incómodas— es su capacidad para seguir una lógica de forma autónoma. Para mantener un hilo racional que, siendo sinceros, muchas veces a nosotros se nos escapa. Para tomar decisiones coherentes con unos objetivos definidos.
Porque no nos engañemos: el ser humano no decide racionalmente. La mayoría de nuestras decisiones se basan en sesgos, intuiciones, emociones, hábitos o pura conveniencia. Sabemos lo que deberíamos hacer, pero hacemos otra cosa. Decimos que vamos al gimnasio, pero no vamos. Sabemos que deberíamos desconectar, pero seguimos revisando instagram a las 23:40.
Y aquí aparece una pregunta incómoda: ¿Puede una IA ayudarnos a tomar mejores decisiones que nosotros mismos? ¿Puede, de forma autónoma, velar por aspectos que ni siquiera detectamos? ¿Puede ser más racional que nosotros… y al mismo tiempo estar a nuestro servicio?
No hablamos de una máquina que obedece, sino de una que colabora, propone, advierte, recuerda. Y que, en ciertas ocasiones, podría incluso tomar la iniciativa si le das la autonomía.
Hasta ahora las olas tecnológicas era reactivas, esta tiene un alto grado de autonomía.
5- Una tecnología a la velocidad del mundo conectado
Nunca habíamos visto algo así. Cuando surgió la informática personal, no había ordenadores en los hogares. Cuando nació Internet, no había conectividad masiva. Cuando llegaron los móviles, no había smartphones ni red 2G o 4G.
La IA, en cambio, aterriza en un mundo ya conectado, con redes de alta velocidad, computacionalmente potente y digitalizado.
En cuestión de meses, millones de personas han probado herramientas de inteligencia artificial. Y no se trata de expertos, ni de tecnófilos: es gente común, en todo tipo de contextos. ¿La razón? Por primera vez, una tecnología avanzada no exige conocimientos técnicos. Basta con saber escribir. Con tu lenguaje natural.
Esa facilidad de uso lo cambia todo. No necesitas instalar software, ni aprender lenguajes de programación. Solo formular una petición. Y con muy poco que experimentes, ya obtienes un efecto wow: un texto bien redactado, una imagen sorprendente, una idea mejorada. Es inmediato. Y por eso se expande tan rápido.
La IA ha llegado en el momento justo: una sociedad hiperconectada, infraestructura digital madura, cultura tecnológica extendida y facilidad de uso. Por eso que parece que vamos tan rápido.
Estas son las características que creo yo que hacen todo esto diferente.
Es bueno recordar que cualquier sociedad consideraba que su época excepcional. Piensa en una persona que vivió el principio del SXX con la llegada de la electricidad. Un antes y un después. A pesar de esta advertencia es bueno recordar que “la historia no se repite, sino que rima” (cita de mi amigo
) .Que vaya tan rápido no significa que se vaya adaptar rápido, ni que las empresas repitan los mismos errores de otras olas tecnológicas, pero de esto hablamos en otro momento.
Gracias por vuestra atención. Si puedes, me dices cual de estas 5 ideas te gustan más. Si tienes otra idea estaré encantado de escucharla.
Me quedo con que la IA es capacidades y no herramientas. Es el enfoque que aplicamos en nuestros cursos y proyectos corporativos (da igual que usen ChatGPT, Copilot, Gemini...).
Y aunque lo has comentado transversalmente, nuestro mantra es que la IA es un miembro más del equipo. Nos aumenta, pero tenemos que aprender a relacionarnos con ella. En nuestro caso, lo llamo Innovación Aumentada.
Me gustan todas, que bien explicado. La 3 me parece importantísima.