Palabras que movilizan
Las empresas necesitan moverse para sobrevivir. Y lo que nos mueve a los humanos son las palabras.
Cualquier negocio, si no hace nada, acaba viendo como su actividad se reduce. Si, a pesar de la reducción, sigue sin hacer nada, llega un momento en el cual el negocio desaparece.
Lo que varía de una empresa a otra es la velocidad a la que esto ocurre.
Hay empresas muy expuestas a la competencia. Si tu empresa no se mueve, entonces, la competencia lo hace y convence a los clientes antes de ti. Si no es la competencia, los clientes llegará un momento que aprenderán a solucionar lo que tu haces y dejarán de contratarte.
Comunicar es una forma de moverse. Si tu empresa no comunica, entonces los clientes se acabarán olvidando de ti y no encontrarás nada nuevo. La comunicación es el arte de mantener la conexión entre tu empresa y el mercado. Si no comunicas, es que igual ya no tienes nada nuevo que contar. Las empresas que dejan de comunicar, poco a poco van muriendo.
Ningún negocio permanece siempre sin hacer nada. Si no te mueves, mueres. Las empresas necesitan hacer cosas para sobrevivir.
Lo que ocurre es que para hacer cosas juntos tenemos que estar convencidos. Todos los que trabajamos en una empresa, tenemos que ir en la misma dirección. Una empresa es un grupo de personas juntas con una misión conjunta que cumplir.
Sin esa unión, no eres una empresa, eres una banda. Un grupo de personas que están juntas, pero que cada uno hace un poco lo que quiere. La meta que fija la empresa es lo que une al grupo.
Muchas empresas no saben donde van. Cada año, la empresa explica un camino o unos planes. Hace años trabajamos sobre la misión y la visión. Pero el día a día hace que se nos olvide. Para evitar olvidarnos necesitamos palabras que movilicen.
En el mundo empresarial solemos usar palabras que movilizan hasta desgastarlas. La lista es larga.
Son palabras nuevas, que aparecen. Que cuentan algo nuevo. Que son sofisticadas y necesitan ser explicadas, lo suficiente como para parecer interesante, y que hacen que, de repente, personas o colaboradores se vuelvan imprescindibles.
El marketing era lo que hacíamos nuevo cada año. Lo utilizamos tanto que lo destrozamos. Ahora un producto con mucho marketing es algo falso. Ya nadie reposcionará al marketing del significado de de embaucadores y manipuladores.
Después llegaron otros palabros. La innovación eran esas cosas que hacíamos nuevas. La innovación era el antídoto de la parálisis. Eran las buenas ideas que cambiaban el negocio. De tanto usar la palabra innovación, parece el sitio de donde vienen las ideas felices, que no tendrán ningún impacto.
Con otras palabras como el propósito, la sostenibilidad, la transformación digital... todas son palabras que buscaban movilizar.
Lo interesante de estas palabras no es ver cómo las personas las usan y las machacan hasta dejarlas vacías de significado. Lo interesante, es que mientras las personas las dicen y las utilizan, algo cambia en ellos.
Esta es la característica básica de las palabras. La reflexibilidad. Se trata la capacidad de un texto de hacer que los oyentes o lectores reflexionen sobre lo que se ha dicho. Cuando dices, "estoy cansado", lo que ocurre es que las palabras hacen que te sientas más cansado.
Lo mismo ocurre con las palabras destrozadas por el uso. La transformación digital ha ayudado a que la empresa se moviera, a que las personas pensaran que se podía cambiar, a darse cuenta de que la tecnología podía ayudar a mejorar. Eso ya es mucho. Ha salvado que muchas empresas se quedaran quietas.
Sin palabras que movilicen no hay cambio, no hay convencimiento. Se hace camino al andar. Cada palabra que desgastamos, nos ha ayudado a cambiar. Al final esa es su función.